Verstappen tiene todos los comodines en Las Vegas: el holandés se impone a Leclerc y Pérez
El campeón del mundo amplía el récord de victorias en una temporada hasta la 18ª en un trepidante correcalles en el que se sobrepuso a todo tipo de eventualidades; Sainz fue sexto y Alonso noveno
A pesar del pésimo arranque del jueves, el Gran Premio de Las Vegas se corrigió este domingo (sábado, en la ciudad estadounidense) con uno de los eventos más explosivos de la temporada. Una prueba repleta de incidentes desde el momento en que se apagaron los semáforos y hasta que la caravana de monoplazas cruzó bajo la bandera de cuadros que ondeó Justin Bieber. Los catedralicios anuncios que rebozan los casinos más famosos del mundo ofrecieron una viñeta única, la imagen que precisamente buscaba ofrecer Liberty Media, el promotor del certamen, cuando decidió recuperar esta cita del calendario más de cuatro décadas después. La purpurina mezcló esta vez con un trazado híbrido entre lo que vendría a ser Singapur y Monza, y todo ello combinó con un asfalto helado y sin adherencia que convirtió la carrera en una auténtica ruleta rusa.
Algunos de los más perjudicados fueron Carlos Sainz (sexto) y Fernando Alonso (noveno), embotellados en la zona media de la parrilla y que hicieron un trompo en la primera frenada que les eliminó de cualquier opción de pelear por el podio. Y el mejor parado fue Max Verstappen, el de siempre, obligado a resarcirse de los mil y un contratiempos para celebrar su 18ª victoria del curso, un nuevo récord que supera el que él mismo estableció en Brasil hace dos semanas. Este triunfo, por lo demás, supone el 53º en su hoja de servicio, una cifra que le coloca en el mismo plano que Sebastian Vettel, el anterior Niño Maravilla de Red Bull. Ambos comparten el tercer puesto de la clasificación de los pilotos más exitosos de siempre, solo por detrás de Lewis Hamilton (103) y Michael Schumacher (91).
El podio lo completaron Charles Leclerc (segundo) y Checo Pérez (tercero), que se jugaron el segundo puesto en la misma línea de meta y que llegaron a liderar el pelotón en algún momento. Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de retener al holandés, coronado tricampeón del mundo desde hace ya una eternidad y que se las apañó para sobreponerse a varios reveses capaces de desmoralizar a cualquiera. A pesar de perder la batalla contra el de Ferrari, el tercer puesto le permitió al muchacho de Guadalajara asegurarse el subcampeonato, en un doblete que ejemplifica la superioridad de la estructura energética.