EL MUNDO
Por calentamiento global ya las montañas no seran tan fuertes ante lluvias
Redacción Ciencia, (EFE).- El calentamiento climático está provocando una disminución de las nevadas y un aumento de las precipitaciones a gran altura. Las montañas del hemisferio norte serán puntos críticos para eventos de lluvias extremas, en especial las cordilleras del Pacífico norteamericano.
Investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (EE.UU.) publican un estudio en Nature que analiza cómo el cambio climático está transformando la nieve en lluvia y señala que, por cada aumento de un grado en la temperatura global, se espera un promedio de un 15 % más de lluvia en elevaciones altas.
Esas oleadas de agua líquida representan peligros como inundaciones, deslizamientos de tierra y erosión del suelo. «Una cuarta parte de la población mundial vive en regiones montañosas o aguas abajo de ellas» y se verá afectada por ese riesgo, indicó el primer autor del estudio Mohammed Ombadi.
Los resultados revelaron una relación lineal entre el nivel de calentamiento y el aumento de las precipitaciones extremas. Por ejemplo, 1 grado de calentamiento provoca un 15 % más de lluvias, mientras que 3 grados conducen a un aumento del 45 % de las precipitaciones.
El investigador advirtió de que el aumento de las precipitaciones extremas no es algo que vaya a ocurrir de aquí a finales del siglo XXI, sino que “ya lo estamos viendo», dijo.
La tasa estimada de aumento de las precipitaciones en altitudes elevadas es aproximadamente el doble que en altitudes bajas, lo que destaca la mayor vulnerabilidad de las regiones montañosas ante este fenómeno.
Las cordilleras que corren mayor riesgo de sufrir precipitaciones extremas son las del Pacífico norteamericano (las Cascadas, Sierra Nevada y las costeras desde Canadá hasta el sur de California), el Himalaya y las regiones de latitudes altas.
El equipo cree que las cadenas montañosas del Pacífico de América del Norte son más susceptibles porque una parte significativa de las nevadas en esta región generalmente ocurre a temperaturas justo por debajo de los cero grados.
“El más mínimo cambio en la temperatura del aire cambiará esta nevada en lluvia. Esto es diferente a otras cadenas montañosas donde las nevadas pueden ocurrir a temperaturas muy bajas por debajo de los cero grados”, agregó Ombadi.
Estos resultados, según el equipo, pueden guiar las estrategias de infraestructura y mitigación para evitar el daño que tales eventos de lluvia podrían causar, además de hacer que las predicciones de su ocurrencia sean más precisas.
El responsable de la investigación esperó que otros científicos del clima incorporen la distinción entre nevadas y lluvias para mejorar los modelos climáticos globales, y que los ingenieros civiles y planificadores utilicen los datos para prepararse mejor para eventos de lluvia intensa.