ARTE Y GENTE
“Estoy agradecida de lo que ha hecho el deporte en mí y mi familia”
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elcorreord**—La pérdida involuntaria de peso que en ocasiones le impidió competir en su categoría y algunas lesiones en sus manos no lograron desviar a Dinanyiris Furcal del camino que había elegido a la edad de 15 años: el taekwondo, una disciplina mayormente de hombres, en la cual demostró su valía como deportista y, sobre todo como mujer en capacidad de romper tabúes y alcanzar récords, como lo hizo durante su trayectoria profesional. Ningún obstáculo logró desviarla de ese camino, pues desde su despegue avanzó sin pausa hasta alcanzar el máximo nivel de dominio de este deporte.
Ya retirada, la atleta dominicana fundó la academia “Dinanyiris Taekwondo” en San Pedro de Macorís, donde forma atléticamente a niñas y niños “para ver si con Dios por delante se convierten en los futuros y futuras medallistas de taekwondo nacional e internacional.
Dinanyiris Furcal, distinguida con la Medalla al Mérito de la Mujer Dominicana comparte con elCaribe sus 10 momentos inolvidables tanto de su vida profesional como familiar.
1. De escasos recursos
Nací en San Juan de la Maguana, tuve una infancia como cualquier niño de escasos recursos, pero me crié en un hogar lleno de valores, donde el respeto, la resiliencia, la responsabilidad y la gratitud van de la mano. En mi casa siempre reinaba el amor, relajamos mucho, cada quien tenía su tarea asignada en la casa. Tengo intacto en mi mente cuando esos días de reyes, mi papá Nelson Furcal (Cuchín), maestro constructor, parece que guardaba ese dinerito para dejarnos esos reyes debajo de la cama a mis 3 hermanas y a mí. Fue bonita mi infancia, de verdad que sí. Mi mamá, Mayra Hernández es ama de casa, mis hermanas son maestras universitarias”.
2. Estudios primarios y secundarios
Mis primeros estudios los hice en la Escuela Mercedes Consuelo Matos, quedaba cerca de la casa, nos íbamos a pie, mi mamá siempre nos llevaba a mis hermanas y a mí. La secundaria la cursé en el Liceo Pedro Enríquez Ureña, fue un poco difícil porque en eso entré al deporte y tenía que viajar constantemente, tuve que hacer el tercero y el cuarto de bachillerato semipresencial, iba al liceo de lunes a jueves y los viernes venía a Santo Domingo para estar en el equipo. El liceo fue una experiencia bastante bonita y al mismo tiempo caótico porque al ligar el deporte con la escuela, cuando llegaban los lunes tenía tareas atrasadas, pero gracias a Dios que las maestras aceptaban mis excusas y me daban el chance de ponerme al día”.
Dinanyiris Furcal exhibe el reconocimiento Medalla al Mérito de la Mujer Dominicana 2024
3. Amor a primera visita
Mi amor al taekwondo nació un día en que acompañé a mi mamá a una caminata de adultos en la que siempre participaba en un complejo deportivo que quedaba cerca de la casa. Ella siempre me decía que no podía estar todo el tiempo sentada en la puerta, que la acompañara que había muchos niños haciendo deportes, pero le decía que no. Un día me fui con ella, la vi en la pista caminando, entonces me dijo que chequeara las instalaciones, que ahí se practicaban distintos deportes, para entonces tenía 15 años. Subí al techado de combate, automáticamente la mente me dijo ven, dobla a la derecha y pasé por taekwondo. El maestro Edgar Andújar me invitó a pasar, pero solo entraba la cabeza y veía esas niñas y niños peleando. Cuando mi mamá me pasó a buscar me preguntó qué deporte veía, le dije que vi uno bonito en el que pelean, pero ella me dijo que eso no se podía y le contesté que sí, que ese era el que quería. Al día siguiente fui al complejo, quería aprender rápido, estar con el cinturón amarillo, verde, pero el maestro Edgar Andújar me dijo que el taekwondo es como los militares que hay que iniciar desde cero y me puso donde estaban los más pequeñitos, pero de tamaño”.
4. Primer combate
Como a los tres o cuatro meses de entrenamiento, había una competencia provincial, pero el maestro me decía que no podía participar, que era para cinturones rojos, azules y que yo era blanco, que me podía dar un golpe. Le dije que sí podía participar, entonces me entraron en la competencia de los Juegos Provinciales en San Juan de la Maguana en 1996. Me acuerdo que estaba asustada, pero entré a la competencia y peleé con la que estaba más dura y le gané: Eso fue lo más grande para mí, brincaba de la alegría y le decía al maestro que sí se puede. Esa fue mi primera medalla en unos juegos provinciales”.
5. Selección Nacional
En los Juegos Nacionales de Mao logré la medalla de oro en 1997, entrenábamos con el maestro Edgar Andújar, Dalton Pérez, entre otros compañeros que sobresalieron mucho en el taekwondo. De ahí me llamaron de la selección, empezó un proyecto con un grupo nuevo y desde el 1997 conformé la Selección Nacional. Luego me invitaron para ir a una competencia internacional, decían que tenían que examinarme, pasar los procesos de cinturones, cuando le dijeron a mi mamá, ella no quería, decía que ese era un deporte para hombres, pero mi papá estaba de acuerdo, ella le decía que si me daban un golpe él era el responsable. Recuerdo que mi padre buscó dinero prestado, me sacaron el pasaporte, me llevaron a Puerto Rico y logré una medalla de oro. Recuerdo que estaba como loca de la alegría, mi mamá se convenció de que ese deporte era el mío, cuando me vio en el periódico estaba feliz, toda la familia y los vecinos estaban contentos, ya en San Juan yo era una figura. Fue muy bonito ese momento”.