EL CORREORD. Santiago. El Hospicio San Vicente de Paúl cumplió un siglo de existencia, tiempo en que ha desarrollado una labor altruista con el rescate de envejecientes que dormían en parques o se encontraban abandonados en hospitales.
Soraya Cordero, directora del hospicio, destaca que en la actualidad ofrecen servicios a 92 ancianos, en su mayoría con problemas de Alzheimer o en silla de ruedas. En homenaje a la tercera edad, en la tarde del jueves fue develizado un mural conmemorativo 100 aniversario del hospicio San Vicente de Paúl.
El hospicio fue fundado en el año 1923, y es la principal obra de Sociedad San Vicente de Paúl, Inc., entidad que es dirigida por las Hermanas Dominicas de la Presentación. Su misión es acoger con cariño y respeto a los adultos mayores más vulnerables por su condición económica y social, garantizándoles un hogar donde se les provea de un cuidado integral que les asegure una existencia digna y una mejor calidad de vida.
Acompañamiento
Manuel Manolo Peralta, de 83 años, narra que durante nueve años durmió en el parque Ercilia Pepín, casi frente al hospicio. Peralta es nativo de Santo Domingo y pese a que sufrió hace un tiempo un ACV que le dificulta hablar con claridad, aún recuerda momentos importantes de su vida.
“Nosotros hemos acogido aquí a personas que llevaban hasta siete meses ingresados en el hospital regional José María Cabral y Báez y que fueron abandonados por sus familiares. En esa condición tenemos varios residentes”, apuntó Cordero.. Otros que son llevados por sus parientes al hospicio, también son olvidados y jamás regresan. Uno de los casos se trata de una anciana de más de 90 años, cuya hija permanece en España. A pesar de que se responsabilizaron de acudir a visitarla, jamás volvieron.
Soraya Cordero dijo que actualmente cuentan con dos médicos geriatras que dan apoyo, tanto al centro como al hospicio. Igualmente disponen de dos médicos generales y dos nutricionistas que son proporcionados por el Ministerio de Salud Pública.
Para dar atenciones a los abuelos, cuenta con una farmacia y un área de gestión social, que se ocupa de los envejecientes y cuenta con una psicóloga clínica y una de neuropsicología dispuesta por el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape). Aunque reciben ayuda económica de entidades del Estado, esto no es suficiente para hacer que el hospicio sea autogestionable.