Por Emilia Santos Frias

Es bien sabido que nadie puede evitar el estrés malo, pero si aprender a manejarlo. En la Era actual, el ser humano transita entre temores, suspicacia, conflictos y luchas; en ocasiones dejándose llevar por el engrandecimiento, las tensiones que nos somete el estilo de vida moderno, la vida rápida; el consumismo; los placeres; odio, egoísmo e insatisfacciones que solo autodestruyen.

Esto así, quizá, por las carencias en la apreciación a valores universales, como la bondad  y la espiritualidad, haciendo caso omiso a que la libertad está en ser dueños de la propia vida, como decía el gran filósofo Platón. Sencillamente, una mente sana no acata pensamientos negativos, ni envidia, avaricia ni rabia; expresa el refrán popular. Ambos pensamientos nos llevan a cuestionarnos si vivimos en armonía con la naturaleza; si realmente nuestra existencia está en manos de nosotros. Sin duda, a veces necesitamos demasiado tiempo para darnos cuenta de eso, quizás por vivirla atrapados en la rutina, ansiosos impulsivos, por el estrés, la depresión, y múltiples dificultades.

¿Puede entonces nuestro estilo de vida causarnos enfermedades de alto costo y complejidad?, ¿qué estamos dispuestos a hacer para alcanzar una salud positiva?, ¿realmente el ejercicio físico es clave para gozar de buena salud y vitalidad?

Es preciso saber que nuestros pensamientos determinan la salud física, el bienestar, la creatividad y la felicidad, así como lo que comemos, que también está relacionado o no a distintas enfermedades catastróficas que puede sufrir un ser humano, entre ellas las cardíacas y el cáncer. La confirmación la encontramos en la obra, Su vida está en sus Manos: El Camino hacia la Salud y la Felicidad, del doctor Krishan Chopra, reputado médico cardiólogo a nivel internacional.

Por eso debemos adoptar hábitos saludables, siempre basados en amor en nuestro corazón, como dormir bien, profundamente sin necesidad de utilizar fármacos, solo en caso de inminente necesidad; escuchar buena música, suave; reír, jugar, comer correctamente, es decir, ingerir una dieta balanceada, adecuada; hacer ejercicio físico; respetar valores  humanos y leyes de la naturaleza;  sentirnos niño, niña; de ser posible meditar; realizar trabajo útiles y satisfactorios; orar para el desarrollo espiritual; actuar y pensar correctamente, en procura de alcanzar una vida más saludable, feliz y productiva. “La felicidad no está en el objeto, sino en la mente”

“Si una persona se desvaloriza o considera un fracaso, eso ha de ser”. De igual forma,  las prácticas de yoga y meditación, pueden ayudarnos a superar estrés, envidia, ira, para alcanzar paz, armonía, alegría y satisfacciones interiores. Conjuntamente con las recomendaciones precedentes, rodearnos de personas que enriquezcan nuestras vidas, no que sientan hacia nosotros resentimientos, dependencias, envidia o quieran aprisionarnos. Asimismo, amar el trabajo, él nos mantiene joven, y además con el aportamos a mejorar la sociedad en que pernoctamos, y si por algún motivo tenemos sentimientos de culpa, es preciso eliminarlos, estos devora el cuerpo, ¡deséchalos!

“La salud es la base del bienestar, la virtud, la prosperidad, la felicidad y la salvación”, solía decir Charaka, acreditado médico indio. Entendamos que los pensamientos  determinan si vivimos o morimos, por eso, es preciso asumir y obtener bienestar espiritual y físico. Encontrar la conexión entre el cuerpo y la mente; comprender ¿qué significa tener la vida en nuestras manos?; sentir y expresar gratitud, amor, mientras procuramos envejecer con salud y buscando sentido a  la vida. También, la fe nos conduce a la curación. “El entusiasmo por la vida es curativo”. Por eso es preciso hacer cambios favorables en los estilos de vida, para la mente y el corazón.

En síntesis, abracemos más pensamientos positivos, autoconfianza,  y fe en Dios, esta fórmula nos llevará al éxito. El polímata Aristóteles, aseguraba que existe una total conexión entre la salud mental y la física: “el alma y el cuerpo reaccionan benévolamente entre sí”. El fundador de la medicina moderna, William Osler, afirmaba que la mente influye sobremanera a la hora de curarnos o sucumbir a una enfermedad. Por eso no hay mejor médico que los pensamientos optimistas para disipar todos los males del cuerpo. Esto lo creo firmemente.

Hasta la próxima entrega

La autora reside en Santo Domingo

Es educadora, periodista, abogada y locutora.

santosemili@gmail.com

By La Redacción

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