ARTE Y GENTE
Porqué el helado se llama Cindy en San Pedro de Macorís?
Una de esas mujeres que no temen a los oficios recorre cada día las calles de La Sultana del Este vendiendo el sabroso producto
Su nombre es de origen griego y significa “la que viene de la colina”. Ella es Cindy Vickiana Fulgencio Santana; dominicana, originaria de San Pedro de Macorís y se dedica a vender helados.
Es una venta que generalmente la dama considera como “magnífica”, proveniente de una idea que le surgió y que se consolidó como un proyecto que marcha “sobre ruedas”.
En una pasola y sobre ella una “neverita” se mueve cada día por diferentes comunidades de “La Sultana del Este”, a donde lleva sus productos a unos consumidores que cada día aumentan.
“La nevera la lleno a pipá, como se dice popularmente, y salgo a distribuir los helados”, cuenta Cindy Vickiana. Su trabajo la condujo a recibir el premio #MujerSupérate2023, una iniciativa que empodera y reconoce la disciplina, el trabajo y la ardua labor de mujeres pertenecientes al programa Supérate.
“En Mujeres SúperEmprendedoras, me enseñaron cómo ahorrar y cómo invertir. Yo, por ejemplo, no tenía aire acondicionado y ya tengo; compré un televisor, terminé de pagar mi pasola y compré otra para mi hijo. Después de SúperEmprendedoras soy una mujer feliz”, asegura, con un dejo de satisfacción.
Esa satisfacción es la que la motiva a seguir creciendo y a mirar hacia un futuro, del que espera resultados mayores.
Cuando Cindy llegó a “Mujeres SúperEmprendedoras” se sentía una persona “vacía y con mucho dolor”, según rememora. En el programa aprendió a tener amor propio y se motivó a emprender, refrescando las tardes de la gente de su ciudad con deliciosos helados caseros.
Concretamente, la idea le surgió en un taller y desde entonces no ha parado, porque como madre soltera entendió que debía ser creativa para echar hacia adelante con sus hijos.
“He evolucionado satisfactoriamente en tan solo ocho meses de trabajo. (…). Tengo algunos ahorros… fue que en ese programa, además de enseñarnos a invertir, también nos dieron técnicas para economizar; en pocas palabras, nos enseñaron a trabajar sin comernos las ganancias”, explica.
Ahora se considera una mujer microempresaria y se planifica como tal. Ofrece a sus clientes una gran variedad de sabores y, si un día la temperatura ambiente está fría, entonces vende postres calientes, como las habichuelas con dulce.
Los ingresos por venta diaria suelen variar, pero generalmente se mueven entre los dos y tres mil pesos. “A veces salgo para un sector y se me termina todo, entonces vuelvo y me suplo y así continúo. Tengo planeado reconstruir mi casa, hacer una marquesina y allí, en un lado, pondré mi heladería”, indica.
Planes siempre hay en su cabeza. Desde el punto de vista de Cindy, una mujer súper emprendedora es aquella que sabe llenar sus propias expectativas y sigue avanzando, a pesar de las cicatrices.
En la conversación, aprovecha para exhortar a las mujeres a motivarse, a luchar por sus sueños y a sumarse a las iniciativas.
“Quiero seguir escalando y con el apoyo que he recibido desde Supérate estoy muy segura que tengo las herramientas para conseguirlo”, dice Cindy Vickiana.
“Siempre hay que ir tras los sueños, luchar por ellos y nunca quedarnos estancadas, pensando en lo que nos pasó. Tú puedes salir de ahí, tú puedes resplandecer. Por eso soy una mujer súper emprendedora”, plantea.