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Depresión por COVID: “La pandemia es el factor de estrés social más agresivo que hemos sufrido como humanidad”

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Psiquiatras y psicólogos consultados por Infobae señalan que el largo período de aislamiento social, la incertidumbre, la falta de horizonte claro y el temor ante un virus invisible, muy contagioso y de comportamiento todavía no del todo esclarecido calaron hondo en los ciudadanos

Los expertos en salud mental coinciden en afirmar quela depresión por COVID-19 llegó para quedarse. De acuerdo a Sonia Almada, psicoanalista (M.N. 22366), especialista en Infancia y adolescencia y presidenta de Aralma asociación civil, “la pandemia trajo de manera generalizada efectos a nivel social y personal en múltiples niveles: confusión, temor, incertidumbre y los duelos por la muerte de seres queridos”. “Ha sido, y sigue siendo aún, uno de los estresores sociales más agresivos que hemos sufrido como humanidad”, sentenció.

Cambiar las rutinas de un día para otro, no poder ver a nuestras familias y amigos, perder el empleo y vivir en aislamiento, en particular en el caso de las personas solas, son tan solo algunos ejemplos de esto. Hay datos recientes internacionales, que muestran hasta qué punto el COVID-19 ha impactado en la salud mental de innumerables personas”, agregó.

Consultado por InfobaePedro Horvat, médico psiquiatra y psicoanalista (M.N. 70.936), aseveró sin dudar: “Por supuesto quela depresión aumentó por el COVID-19 y esto se debe a dos causas: las objetivas son que muchas personas están deprimidas porque perdieron salud, seres queridos, trabajo, posibilidades en la vida, sueños y/o proyectos. Con la prolongación de la pandemia no saben qué y cuándo los recuperarán. Esto es objetivo, se denomina depresión exógena y es producida por elementos externos”.

“Por otro lado está la cuestión endógena o subjetiva, es decir aquella depresión que deriva de no poder terminar de organizar una acción que sea verdaderamente efectiva, que ponga en marcha mi vida social, que proteja mi salud y que reactive mi trabajo. Toda esta combinación hace que en definitiva podamos hacer algunas adaptaciones exitosas: la mejor defensa que podemos lograr en algunos casos y para algunas personas es reducir los riesgos de contagio, sostener razonablemente la actividad laboral y eventualmente retomar la vida social”, enumeró el psicoanalista.

Luis Hornstein, prestigioso médico psiquiatra (M.N. 32290) galardonado con el premio Konex de Platino en 2006 por su trayectoria en el psicoanálisis y actual presidente de FUNDEP (Fundación Para el Estudio del Psicoanálisis), explicó a Infobae lo que sucede en las personas cuando los traumas son devastadores: “En estos contextos, se rompen tramas psíquicas, simbólicas, familiares, sociales y cuando se afrontan niveles de incertidumbre como los que genera el COVID-19 que sobrepasan cierto límite, hacen imposible imaginar un futuro. En la clínica actual predominan las consultas de personas que están pasando por situaciones de desvalimiento, por lo que presentan un cóctel con algunos de los siguientes indicadores: oscilaciones intensas de la autoestima y desesperanza, apatía (sentimiento de indiferencia o falta de emoción, a menudo como signo de depresión o uso inadecuado de alcohol o drogas), hipocondría (obsesión con la idea de tener una enfermedad grave no diagnosticada), trastornos del sueño y del apetito, ausencia de proyectos, crisis de ideales y valores, identidades borrosas, impulsiones, adicciones, labilidad en los vínculos, síntomas psicosomáticos, entre otros”.

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