OPINIÓN
URBANISMO CAPRICHOSO
Qué los lugares de uso colectivo son espacios públicos. Qué es necesario
planificar su uso y disfrute. Qué la gestión cultural es clave para la construcción de
la identidad municipal. Las tres variables se esclarecieron en los dos artículos
anteriores.
Pero parece que sucedió todo lo contrario con aquello de que, la planificación
urbana contiene una vinculación íntima con la gestión cultural.
Resulta difícil ver la relación señalada arriba porque aquí urbanizar depende de
caprichos en vez del proceso de planificación. Y los caprichos, como dice el
cantante de salsa Henry Fiol, hay que matarlos.
Ahora bien, de hacer la retrospectiva de miras unas cuantas décadas atrás este
artículo no habría sido necesario.
¿Qué sucedió, por ejemplo, en Gazcue, Distrito Nacional? O ¿En Los Jardines
Metropolitanos, Hato del Yaque y Cienfuegos en Santiago de los Caballeros?
Es necesario aclarar que la cacareada vocación del territorio no proviene de un
designio divino, ni tan siquiera aparece dado por la naturaleza. Muy por el
contrario, la vocación del territorio es una construcción sociocultural.
Gazcue
La comunidad de Gazcue es una muestra clara de lo anterior. En sus inicios se
pensó como una zona urbana residencial. En las últimas décadas esta zona se
transformó en un territorio urbano de vocación comercial.
Pongamos por caso, sólo en la calle La Dánae —unos 400 metros lineales—
existen: el Club de Abogados Notarios, una Oficialía del Estado Civil, ocho hoteles,
dos colmadones y dos freidurías de yaniqueques. Muy pocas familias viven en
esta calle.
Los Jardines Metropolitano
Los Jardines es una comunidad de clase media del municipio de Santiago.
Construida en los años 70 del siglo XX por el sector privado en coordinación con el
gobierno.
Esta comunidad, como indica su nombre, era un verdadero jardín, una delicia para
vivir. A estas alturas, Los Jardines Metropolitanos sigue siendo una delicia, pero
no para vivir. El deleite ahora consiste en establecer bares, restaurantes, plazas
comerciales, súpermercados, etc. Hasta lavaderos de carros —los llamados car
wash— en plena calle.
Hato del Yaque
Cambiando de clase, pero sin pasar de curso, tenemos, Hato del Yaque. Una
sección rural, un predio agrícola del Instituto Agrario Dominicano (IAD) en sus
inicios. Hoy se erige en un distrito municipal perteneciente al municipio Santiago.
Fue elevado a distrito municipal en marzo de 2003. Está situado a 8 kilómetros al
suroeste del municipio cabecera. Consta de 39.3 km 2 y unos 50 mil habitantes
aproximadamente.
La crecida del Río Yaque en 1979 —debido al paso del huracán David— arrasó
todas las viviendas ubicadas a lo largo de su orilla. Las personas desplazadas
fueron alojadas en Hato del Yaque. Para ello el gobierno dominicano construyó un
residencial con 640 viviendas y 6 calles alternadas con peatones.
O sea, Hato del Yaque, de ser una comunidad rural con dos o tres viviendas
devino en un pujante centro urbano. Hoy consta de miles de residencias, parques,
instalaciones deportivas, decenas de calles y tres rutas de transporte interurbano.
El predio agrícola quedó atrás en menos de cuatro décadas.
Cienfuegos
La historia de Cienfuegos es parecida a la de Hato del Yaque. Pero la causa fue
un incendio en vez del desbordamiento del río. Es decir, las casuchas ubicadas en
el Callejón de El Ejido se prendieron en fuego en agosto de 1975. De ahí surgió
dicha comunidad.
Las familias afectadas por el siniestro fueron reubicadas al sur de la sección rural
de El Ingenio Abajo, a las afueras de Santiago de los Caballeros. Es el área que
hoy se conoce como el distrito municipal de Santiago Oeste. Lo de Cienfuegos se
debe a la presunción de que fueron cien las viviendas calcinadas.
El Ingenio Abajo fue elevado a distrito municipal en diciembre de 2018 con el
nombre de Santiago Oeste. Tiene una población estimada en más de 200 mil
habitantes, localizados al oeste de Santiago de los Caballeros.
La síntesis anterior muestra los giros de las cuatro comunidades que sirven de
ejemplo en el presente artículo. Demuestra, además, que la observación del
fenómeno de la movilidad urbana, por un lado, se expresa de modo voluntario y
por el otro de manera violenta.
Es decir, tanto en Gazcue como en Los Jardines Metropolitanos los comerciantes
llegaron voluntariamente a establecer sus negocios. Pero los residentes en estas
localidades se vieron forzados a abandonar la tranquilidad de su hábitat natural.
En Hato del Yaque y Cienfuegos la expulsión violenta se debió a un fenómeno
natural, la primera, y a la fuerza devastadora del fuego, la segunda.
Las dos variantes, la violencia y lo voluntario, violan de manera diferente la
tranquilidad de los ciudadanos. Por lo tanto, esa vulneración tiende a cambiar el
modo de vida de los pobladores. Estos cambios, a su vez, generan diferentes
maneras de expresión cultural.
Miguel Ángel Cid
cidbelie29@gmail.com
Twitter: @miguelcid1
08 septiembre 2024