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Bill Gates busca que la energía nuclear sea más accesible en EE. UU.

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EL CORREO.

Gates comenzó a invertir en el sector a principios de 2000, debido a las enormes cantidades de electricidad libre de emisiones que se necesitan para combatir el calentamiento global.

A las afueras de un pequeño pueblo minero de carbón en el suroeste de Wyoming, un proyecto de varios miles de millones de dólares para construir la primera de toda una nueva generación de plantas de energía nuclear en Estados Unidos está en marcha.

Los trabajadores iniciaron el martes la construcción de un novedoso tipo de reactor nuclear más pequeño y barato que los gigantescos reactores del pasado y diseñado para producir electricidad sin el dióxido de carbono que calienta con gran rapidez al planeta.

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El reactor que construye la empresa emergente TerraPower no estará terminado hasta 2030, con suerte, y enfrenta obstáculos abrumadores. La Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC, por su sigla en inglés) todavía no aprueba el diseño, y la empresa tendrá que superar los retrasos inevitables y costos adicionales que han arruinado a un sinnúmero de proyectos nucleares en el pasado.

Sin embargo, algo con lo que cuenta TerraPower es un fundador influyente y con grandes bolsillos. Bill Gates, que en este momento está clasificado en el séptimo lugar entre las personas más ricas del mundo, ha canalizado más de 1000 millones de dólares de su fortuna a TerraPower, cantidad que espera incrementar.

“Si te preocupa el tema del clima, hay muchos, de verdad muchos lugares en el mundo en los que la energía nuclear debe funcionar”, señaló Gates durante una entrevista cerca del sitio del proyecto el lunes. “No colaboro con TerraPower para ganar más dinero. Colaboro con TerraPower porque necesitamos construir muchos de estos reactores”.

Gates, antiguo director de Microsoft, indicó que cree que la mejor manera de resolver el problema del cambio climático es a través de innovaciones que hagan competitiva a la energía limpia con respecto a los combustibles fósiles, una filosofía que describió en su libro de 2021 titulado Cómo evitar un desastre climático: las soluciones que ya tenemos y los avances que aún necesitamos.

En todo el país se observa un interés renovado en la energía nuclear; varias empresas emergentes compiten para construir reactores más pequeños y el gobierno del presidente Joe Biden ofrece créditos fiscales considerables para las plantas nuevas.

Los 3000 residentes de los pueblos cercanos de Wyoming, Kemmerer y Diamondville, esperan grandes beneficios del proyecto de TerraPower. Desde hace algunas décadas, la economía local ha dependido de una planta eléctrica operada con carbón y una mina adyacente. El problema es que esa planta estará cerrada para 2036 porque el país dejará de quemar carbón.

Un reactor nuevo, y los empleos que genere, podría ser su salvación.

En sentido de las manecillas del reloj desde arriba a la izquierda: El sitio de construcción, una presentación con información del proyecto, otra vista del sitio y Bill Gates. “No colaboro con TerraPower para ganar más dinero”, dijo. “Colaboro con TerraPower porque necesitamos construir muchos de estos reactores”.

“Cuando se hablaba hace unos años de que perderíamos la mina de carbón y la planta eléctrica, la comunidad no estaba nada feliz”, comentó Mary Crosby, residente de Kemmerer y responsable de redactar la propuesta del condado para solicitar financiamiento. El reactor, afirmó, les “da una oportunidad”.

En una conferencia reciente en Nueva York, David Crane, subsecretario de infraestructura del Departamento de Energía, explicó que hace dos años “en realidad no creía” que los reactores de siguiente generación fueran necesarios. Pero ahora que aumenta la demanda de electricidad debido a la aparición de nuevos centros de datos, fábricas y vehículos eléctricos, Crane admitió que se ha vuelto “muy optimista” por la posibilidad de que la infraestructura nuclear proporcione energía libre de carbón las 24 horas del día sin necesidad de ocupar mucho terreno.

El desafío era construir las plantas, afirmó Crane. “Nada de lo que intentamos hacer es sencillo”.

A Gates comenzó a interesarle la energía nuclear a principios de la década de 2000, después de que algunos científicos lo convencieron de que se necesitaban enormes cantidades de electricidad libre de emisiones para combatir el calentamiento global. No estaba convencido de que bastara con la energía eólica y la solar, que no se generan las 24 horas del día.

“La energía eólica y la solar son absolutamente fantásticas y tenemos que construir su infraestructura lo más rápido posible, pero es muy probable que no sea atinada la idea de que no necesitamos nada más”, señaló Gates, quien se preguntaba qué podría hacerse en Chicago para calentar las casas en las largas temporadas de invierno con poco viento y sol.

Sin embargo, un problema de la energía nuclear es que se ha vuelto inaccesiblemente costosa. Los reactores tradicionales son proyectos que resulta difícil construir y financiar porque son inmensos, complejos y con una regulación estricta. Los únicos dos reactores estadounidenses construidos en los últimos treinta años, las unidades 3 y 4 de la central Vogtle en Georgia, costaron 35.000 millones de dólares, más del doble de su cotización inicial, y estuvieron listos siete años después de lo programado.

Gates le ha apostado a que una tecnología radicalmente distinta sea de ayuda. Con TerraPower, financió a un equipo de cientos de ingenieros para que rediseñara una planta nuclear desde cero.

En la actualidad, todas las plantas nucleares estadounidenses utilizan reactores de agua ligera, en los que se bombea agua al núcleo del reactor y se calienta mediante reacciones de fisión nuclear, con lo que se produce vapor para crear electricidad. Debido a la presión tan alta a la que se somete el agua, estas plantas necesitan tubería pesada y una vasija de contención de gran espesor como protección contra accidentes.

En contraste, el reactor de TerraPower emplea sodio líquido en vez de agua, lo que le permite operar a una presión menor. En teoría, este cambio reduce la necesidad de recubrimientos de gran espesor. En caso de emergencia, la planta puede enfriarse con conductos de ventilación en vez de sistemas de bombas complicados. El reactor es de solo 345 megavatios, un tercio del tamaño de los reactores de la central Vogtle, lo que requiere una inversión menor.

Chris Levesque, director ejecutivo de TerraPower, explicó que sus reactores deben llegar a producir electricidad a la mitad del costo de las plantas nucleares tradicionales. “Es una planta mucho más sencilla”, indicó. “Esto representa beneficios tanto en términos de seguridad como en términos de costo”.

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