Rusia ha vivido este domingo una jornada de duelo nacional tras el atentado en Moscú que ha dejado al menos 137 muertos, con cancelaciones de eventos culturales y de entretenimiento, banderas izadas a media asta y la suspensión de espectáculos televisivos.
Un flujo constante de personas se acercó durante el día a un monumento improvisado cerca de la sala de conciertos incendiada, creando un enorme montículo de flores en recuerdo de las víctimas, mientras los equipos de rescate continúan sus labores en el edificio dañado y la cifra de muertos aumenta a medida que se encuentran más cadáveres.
Entretanto, el presidente ruso, Vladímir Putin, parece estar intentando vincular a Ucrania con el ataque, algo que Kiev niega rotundamente. Putin fue grabado estedomingo encendiendo velas en memoria de las víctimas en Novo-Ogaryovo, una de las residencias presidenciales en las afueras de Moscú.
Algunas familias aún esperan noticias y continúan sin saber si los seres queridos que asistieron al evento atacado por hombres armados el viernes están vivos. El Departamento de Salud de Moscú indicó este domingo que comenzó a identificar los cuerpos de los fallecidos mediante pruebas de ADN, que necesitarán al menos dos semanas.
El ataque, reivindicado por una rama del grupo yihadista Estado Islámico, es el más mortífero en suelo ruso en años.