EL PAIS
Un Ciclo Imparable de Abatimientos y Dudas.

elcorreord-*–Un tiroteo entre la Policía Nacional y José Antonio González Gómez, alias "Titi" o "El Sicario", terminó con la vida del presunto delincuente, quien era buscado por varios delitos. El suceso ocurrió en el sector Padre las Casas de Santiago, donde González Gómez abrió fuego desde el vehículo en el que viajaba. Aunque el informe oficial habla de un “intercambio de disparos”, las dudas sobre la legitimidad de los enfrentamientos se mantienen latentes. Este tipo de eventos, que han aumentado en los últimos años, siguen generando controversia, ya que muchos cuestionan si se trata de legítima defensa o ejecuciones extrajudiciales.
Según cifras oficiales, en los primeros siete meses de 2023, 121 personas fueron abatidas en presuntos enfrentamientos con la policía. Sin embargo, el alto ritmo de estos hechos y la falta de transparencia sobre las circunstancias exactas generan inquietud y desconfianza en la población. Mientras algunos defienden las acciones de la Policía como necesarias para combatir la delincuencia, otros denuncian el uso excesivo de la fuerza y la falta de claridad en los informes.
El caso de Jordany Sosa, alias "Diablo Rojo", abatido el 15 de noviembre en un supuesto enfrentamiento, es solo un ejemplo más de un ciclo que se repite con demasiada frecuencia. Cada vez que ocurre un abatimiento, se publica un informe oficial y luego el tema es rápidamente olvidado, hasta que se reporta otro caso similar.
El debate sobre estos incidentes es constante. En septiembre de 2023, el Listín Diario contabilizó 54 abatimientos de presuntos delincuentes, lo que sigue alimentando la preocupación sobre el uso de la fuerza en estos enfrentamientos. Los videos circulando en redes sociales, que muestran a agentes de la Policía involucrados en muertes, solo intensifican el clamor de la ciudadanía por una reforma en las prácticas policiales y mayor responsabilidad en su accionar.
El editorial “¡Controlen esos gatillos!”, publicado por el Listín Diario, refleja el creciente descontento social. La creciente percepción de impunidad y la falta de transparencia en estos eventos generan un ambiente de desconfianza hacia las autoridades. Es necesario un equilibrio entre la lucha contra la delincuencia y el respeto por los derechos humanos. Para ello, se requieren investigaciones imparciales y mecanismos de supervisión externa que aseguren que la Policía cumpla con su función sin recurrir a prácticas abusivas.